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En la calle Decisión con Camino Nuevo

By 3 octubre, 2022 No Comments

Tomamos decisiones en cada momento de nuestras vidas.

Todo tipo de decisiones.

Algunas decisiones son más importantes que otras, y seguro puedes identificar cuáles son.

A esas decisiones en especial les damos más importancia, pues creemos que se puede ganar, o más bien, se puede perder con ellas.

A menudo las personas se complican mucho con lo que pueden perder, pues aunque aquello no sea exactamente lo que quieren, al menos es algo que ya tienen. Mientras que la(s) alternativa(s) donde pueden ganar, solo tiene(n) resultados hipotéticos que no es posible comparar de forma tangible con lo que sí existe.

Una decisión sería una toma de posición o resolución –eventualmente con acción o acciones– sobre algo que al menos presenta dos alternativas.

Esta toma de posición o resolución, consciente o inconsciente, usa el sistema de creencias y valores personales, así como su jerarquía de criterios asociados.

En el fondo, por más fácil que parezca una decisión, esta podría tornarse muy compleja debido a la cantidad de variables que involucra, además de las creencias, valores y criterios que intervienen. Y más aún si se cree que se va a perder. Por todo ello, tener consciencia sobre cómo decidir, dirimir y contrastar jerarquías de valores resulta relevante.

Sin embargo, todo lo que decidamos nunca tendrá una certeza absoluta, por más conocido o desconocido que sea el asunto, ya que por un lado empleamos estimaciones de probabilidades basadas en datos existentes, y por el otro decidimos sin ninguna información ni estadística conocida, pues esta alternativa que ponderamos todavía no es concreta.

Para simplificarlo, las personas tienden a ver una decisión como si se tratara de lanzar una moneda al aire que solo tuviera dos caras. Lo que sale será bueno o malo. Pero en realidad, cualquier decisión es solo un primer paso, que abre un camino o cierra otro, que a la vez puede abrir y cerrar otro, y así por delante.

Daniel Kahneman dice que “Creemos, cada uno de nosotros, que somos mucho más racionales de lo que somos. Y pensamos que tomamos nuestras decisiones porque tenemos buenas razones para tomarlas. Incluso cuando es al revés. Creemos en las razones, porque ya hemos tomado la decisión”, pues en el fondo, nuestras decisiones ya están claras y solo tenemos miedo de llevarlas a cabo.

Entonces, si tomas una decisión, será importante que no te arrepientas de haber elegido esta y no otras alternativas. Recuerda que por algo resolviste esa elección y, al fin y al cabo, las decisiones que tomes siempre serán buenas en alguna medida para ti.

Por lo menos, en el momento de la decisión seguro que así va a parecer.

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