Ban2

Soy inflexible en mi flexibilidad. Parte 2


La dificultad inherente para adquirir flexibilidad reside, por supuesto, en nosotros mismos. Nuestras propias creencias, valores, reglas construyen juicios inconscientes y conscientes, que filtran la información recibida con el color de nuestra estructura y viajan en nuestro interior con un sentido y significados preestablecidos.



Por lo tanto, el abstraerse de uno mismo es un desafío permanente que se hace mucho más presente en nuestro día a día, y no solo en las sesiones, cuando intencionalmente sabemos que debemos tener el “sombrero” de la flexibilidad.

También resulta clave considerar la dificultad de “vivir” los valores de otros, a pesar de que podríamos entenderlos, pero no aceptarlos. Por ejemplo, entender que estar en una guerra es muy complejo y que hay que evitarla a cualquier costo es bastante distinto a haber vivido una y captar el valor real de lo que significa “evitar”, desde la comprensión misma de la experiencia.

Por lo tanto, comprender desde la razón conlleva la dificultad de que la visión acerca de los valores del otro pueda estar desprovista de la fuerza de la emoción que imprime la experiencia, y que generó tal visión de mundo en el otro.

En gran parte de la historia, al igual que en los días de hoy, podemos encontrar grupos que se atribuyen “la verdad” y “la virtud moral”, induciendo, o incluso obligando a otros a seguir determinados principios, eliminando la razón o prohibiendo el cuestionamiento de la misma subjetividad de aquello que deben seguir.



Estos grupos, con un ropaje de “la verdad”, en realidad imponen una moral victoriana a todo aquel que ose ir contra sus bases y, desde esa perspectiva, desaparece la flexibilidad para sus seguidores, pues los mismos preceptos van en contra de la dialéctica, al eliminar la posibilidad de encontrar alternativas en el principio.



También existen códigos base que son aceptados desde hace miles de años, y que estamos obligados a seguir (díganse las leyes y, por ejemplo, en estos días, el Estado de Derecho) así como ciertas conductas y comportamientos que se hicieron primordiales debido a la necesidad de sustentación de nuestra especie.

Lo interesante de notar sobre lo anterior es que de igual forma esos códigos varían de contexto a contexto, de país a país y de región a región. Por ejemplo, en el mundo financiero, grandes corporaciones toman posiciones de ventajas en los pagos de impuestos, trasladando operaciones de un lugar a otro con el fin de obtener beneficios.


En función del propio comportamiento humano podría decir que, de manera similar a las leyes, existen códigos implícitos y explícitos que nos orientan a tener una visión específica de lo que pudiera ocurrir, para que nuestra mirada o actuar adquiera más o menos flexibilidad en función de aceptar esas premisas.

Sin embargo, la razón de lo aceptado como regla se vivirá dependiendo de cuán conectada y dependiente sea la persona respecto de la aprobación o desaprobación del juicio ajeno frente a sus acciones. 



Para ponerlo en un ejemplo sencillo, supongamos un jefe de familia que se separa y hace todo lo posible para no pagarle la pensión a su exesposa e hijos, pues ahora tiene una nueva pareja y familia a quienes decide priorizar.



Como terapeutas, podríamos encontrarnos juzgándolo sin darnos cuenta y con una mirada “inflexible”, pues consideramos que lo que hace es bastante reprochable. Sin embargo, nuestra función no es ser jueces, ya que para eso está la ley. Nuestra función es ayudar al cliente a lograr aquello que nos pide.



Si lo que nos pide es que lo ayudemos a burlar la ley, por supuesto que no podremos hacerlo, pues la ley está por encima de su solicitud (¡curiosamente, estamos obligados a ser inflexibles, pues ya aceptamos vivir en sociedad!).



Sin embargo, si nos pide que lo ayudemos a saber qué hacer, no es nuestro deber decirle todo lo que pensamos. Probablemente, alguien ya se lo ha dicho todo, y gratis.



Nuestra función consistirá en ser lo suficientemente flexibles como para guardar cualquier juicio o prejuicio y simplemente poner nuestra mente al servicio de quien requiere nuestra ayuda, para que pueda encontrar, dentro de su propia estructura de realidad, soluciones que le sean más ecológicas y le permitan vivir mejor.


Dejar un Comentario

EnglishPortugueseSpanish